Tengo frio.
Me retuerzo entre las sabanas, y me arropo un poco más.
No importa la temperatura, los hoteles siempre están helados después de reunirse con gente respetable. Coversación gris, frases hechas. Rodeada de hombres recomendables que nunca sabrían doblegar mi voluntad junto con mi cuerpo.
No puedo dormir, doy vueltas, y en cada una de ellas las sabanas acarician mi piel desnuda, aprieto los muslos, y cierro los ojos.
No quiero estar en este hotel color quirofano, en una cama perfecta donde no hay ni un solo anclaje para que tu me ates.
M
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